La peligrosa contaminación con plomo sigue plagando el suelo de centros urbanos, particularmente en vecindarios antiguos y de alto tráfico, donde durante el siglo XX se acumularon partículas y polvo transportado por el aire proveniente de gasolina y pintura con plomo. Áreas industriales, donde emisiones históricas y recientes de plomo se han asentado en el suelo, también son de alto riesgo.